miércoles, 27 de julio de 2016

ISIS ataca por primera vez a una iglesia y mata a un sacerdote

NIÑA REZA TRAS MUERTE DE SACERDOTE

Hasta ahora habían atacado un supermercado, una redacción, un tren, terrazas de bares, una sala de conciertos, un colegio, un estadio, a policías en la calle o en sus casas, un paseo marítimo. El yihadismo, que ha sacudido Francia en los últimos años con una dureza tal que ha dejado el país al borde de la ruptura social, golpeó ayer un objetivo codiciado por Daesh pero, hasta el momento, indemne: una iglesia. Dos hombres armados con un cuchillo degollaron a un sacerdote de 86 años en Normandía e hirieron a otra persona, que se encuentra muy grave.
El ataque tuvo lugar durante la misa de la mañana, a la que asistían tan solo dos religiosas y dos laicos feligreses. Los terroristas llegaron poco antes de las diez de la mañana, entraron por la puerta de atrás, y tomaron como rehenes a todos los presentes. Obligaron al párroco, Jacques Hamel, a arrodillarse antes de acuchillarlo y grabaron toda la escena. Una de las monjas consiguió escapar y dio la alerta a la Policía, que selló los alrededores de la iglesia de San Esteban, en el pueblo de Saint Etienne du Rouvray, en la periferia de Rouen. Una hora después, los dos hombres salían de la parroquia y se precipitaban, cuchillo en mano y al grito de «Alá u-Akbar» (Dios es el más grande), contra las fuerzas de seguridad que rodeaban el lugar. Los agentes los abatieron allí mismo.
Daesh reivindicó el atentado, señalando que dos de sus «soldados» habían respondido a los llamamientos de atacar a los países de la coalición que combate al «califato» en Siria e Irak. Este es el mismo medio que el movimiento terrorista ha utilizado en las últimas semanas para reclamar, a toro pasado, los ataques de Munich o Niza.
Apenas una hora antes, era el propio presidente, François Hollande, el primero en confirmar la pista terrorista al asegurar que los dos atacantes aseguraron pertenecer al autodenominado Daesh. «Nos ha declarado la guerra», lamentó Hollande, «una guerra que hay que librar por todos los medios, pero respetando las leyes», señaló, recordando que «lo que quieren los terroristas es dividirnos», y rechazando implícitamente la batería de medidas, a cada cual más radical, reclamadas desde el atentado de Niza.

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