Mientras la multitud clamaba justicia en el entierro de la pequeña Maryori, el detenido, quién confesó haberla ultrajado y asesinado, fue trasladado al penal de Huamancaca a la espera de su audiencia de prisión preventiva para ampliar la investigación. Tal medida fue coordinada por la policía, fiscalía y juzgado que al ver a la población agitada y con sed de ajusticiamiento al “montruo de Chilca”.
Por otro lado a las 14:16 horas de ayer enardecidos vecinos irrumpieron la vivienda del asesino confeso, Fernando Matos Paucar (36), ubicada en Leoncio Prado y 28 de Julio. Furibundos atacaron con piedras y sacaron el cártel de iglesia evangélica y prendieron fuego sobre él. Ante el hecho decenas de policías se movilizaron para resguardar la vivienda donde se perpetró los hechos.
DESPEDIDA. Distintas personas se solidarizaron y acompañaron a los deudos con carteles y arengas de justicia, iniciando el recorrido desde el local Chichmana, llegaron a la capilla y al colegio de la menor. Toda la calle Real fue abarrotada para dar la despedida a la menor Maryori Gisell.Por otro lado cientos esperaban a la pequeña en el Campo Santo, el desorden y empujones no se hizo esperar y con gran dificultad el féretro pudo llegar al nicho. Las palabras las dio el padre de la menor quién agradeció el apoyo de la ciudanía y exigió la cadena perpetua a las autoridades judiciales para el “monstruo asesino”. Asimismo el dolor por una de sus hermanas menores no se hizo esperar y tuvo que ser atendida por personal del Samu.
Durante la despedida de la pequeña Maryori Gisell se sumaron los payasos de Huancayo quienes arengaron todo el recorrido de la despedida. En la puerta del colegio donde llegó el ataúd llamaron la atención a las autoridades y padres de familia una de las payasitas dijo “nosotros trabajamos con niños y por tal nos hacemos presentes” asimismo dijeron que los padres de familia deben tener más cuidado con sus menores y el mensaje para los niños no recibir nada de extraños.
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