sábado, 22 de julio de 2017

Los peligros del deshielo de los nevados. Perú es el tercer país más propenso al cambio climático

Los peligros del deshielo de los nevados

En los primeros meses de este año, los peruanos fuimos testigos de una muestra contundente de un fenómeno del que ya escuchábamos hablar desde hace algunos años, pero que aún parecía lejano: el cambio climático. Las imágenes de las intensas lluvias, provocadas por las altas temperaturas del mar, y cómo arrasaban con todo lo que encontraban a su paso se quedaron grabadas en la memoria de quienes lo perdieron todo y de aquellos que eran testigos a través de los medios de comunicación
Pero ese terrible desastre natural no es la única consecuencia del calentamiento global. Como se recuerda, el agua potable escaseó varios días en Lima y en la costa del país, región donde paradójicamente vive el 65% de la población y que solo se dispone del 2% de recursos hídricos. Y es que el agua que consumimos día a día viene de las sierra del país. Sin embargo, ante el incremento de las temperaturas a nivel mundial, su destino parece ser la desaparición si no tomamos conciencia de la importancia del cuidado ambiental.
Cuenta una leyenda andina que Huandi, hija del cacique de una comunidad a los pies de la cordillera, se enamoró de un soldado llamado Huascar. Pero el padre de la joven, al descubrir este romance, decidió castigar a la pareja y los mandó a atar a la parte más alta de la cumbre. Al ver el sufrimiento de la pareja, el dios Huaylas decidió transformarlos en dos imponentes nevados, Huandoy y Huascarán; cuyas las lagrimas habrían formado las lagunas que se encuentran a sus alrededores. En la actualidad, no solo ellos, sino todos los nevados de los Andes peruanos continúan llorando, pero cada vez a un ritmo más acelerado y de manera irreversible.
Estudios realizados por la Autoridad Nacional del Agua (ANA) revelan que, en los últimos 40 años, las cordilleras glaciares del país han registrado una pérdida en superficie de 42,64 %, respecto a los resultados obtenidos en el inventario del año 1970. La Cordillera Blanca tiene el mayor número de glaciares (755) y alberga imponentes nevados, como el Pastoruri, que parecen estar condenados a desaparecer. 
Y es que la consecuencia más preocupante del deshielo de glaciares es la disminución del abastecimiento de agua. Los glaciares son una de las principales reservas de agua dulce en el mundo, pues almacenan aguas de las lluvias, que son congeladas, y luego derretidas por el calor, siendo la única fuente que tienen los ríos para recargarse en verano y en tiempo de sequías.
Para el ingeniero Alejo Cochachín Rapre, coordinador de la Unidad de Glaciología de Huaraz, este fenómeno natural es inevitable. Ya se intento pintar las rocas de blanco, colocar ichu con aserrín sobre los glaciares, métodos poco tradicionales pero en los que parecía haber una esperanza para lograr preservar los glaciares. Sin embargo, no han funcionando y solo queda seguir tomando acciones para ralentizar el proceso y evitar peligros para la población. 
El retroceso de glaciares también origina la aparición de lagunas, cuyo acelerado embalsamiento puede producir desastres naturales como el aluvión que arrasó la ciudad de Yungay, Huaraz, en 1970. El norteamericano Mark Carey en su libro sobre glaciares y cambio climático registró que el número de lagunas glaciares ha aumentado considerablemente de 223 en el año 1953 a más de 400 el 2014, año en el que se produjo el desembalse de la laguna Palcacocha por representar un peligro para la ciudad de Huaraz.

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