Especial. El estudio de impactos socio económicos de la producción de biocombustibles en la Amazonía peruana, presenta una primera aproximación de los beneficios económicos y los riesgos que representa el desarrollo de esta actividad económica, la misma que viene experimentando un crecimiento importante en los últimos años. Los biocombustibles representan una posibilidad de sustituir los combustibles fósiles derivados del petróleo con combustibles renovables capaces de competir en precio y calidad con combustibles líquidos fósiles. A pesar de la caída de sus precios en el año 2008, presenta en el largo plazo una tendencia creciente en precios; mercado que además se ve alentado por la Ley Nº 28054, que obliga al uso de biocombustibles en mezcla con las gasolinas regulares y diesel. El estudio se ha concentrado en el análisis de tres escenarios representativos y existentes de producción de biocombustibles en la Amazonía peruana: Producción de la caña de azúcar para la elaboración de etanol hidratado en microdestilería; Producción de Palma aceitera para biodiesel en empresa asociativa y empresa privada; Producción de Piñón blanco (Jatropha curcas) recuperando para la agricultura tierras deforestadas, erosionadas, en un modelo asociativo entre empresa privada y pequeños productores. Para estos casos elegidos, se han analizado los impactos socio-económicos bajo una metodología que ha permitido comparar la rentabilidad de estos cultivos energéticos con los cultivos alimenticios tradicionales más importantes que producen los agricultores en estas zonas. Así mismo, se ha llegado a conclusiones sobre la generación de empleo y la calidad del mismo en comparación de los mismos cultivos alimenticios, y proyectándolo respecto a la calidad de empleo mundial que se reportan para actividades de producción de biocombustibles que se desarrollan entre otros países. Los cultivos energéticos se presentan como una posibilidad de generar abundante mano de obra en especial el cultivo de caña de azúcar bajo riego y el piñón blanco, con una calidad de empleo que garantiza que el productor se sustraiga de la pobreza. Los ingresos diarios de los trabajadores de campo superarían US$ 7. Un agricultor en modelo de trabajador independiente, puede manejar 2 hectáreas de caña bajo riego, 2.8 hectáreas de piñón, o 6.1 hectáreas de palma aceitera. Calculado por la cantidad de jornales que requiere todo el ciclo de cada cultivo, existe una gran diferencia en la utilidad que generarían estos cultivos, pues en el caso de la caña de azúcar, el productor podría generar una utilidad anual de US$ 1,774; si se decidiera cultivar piñón tendría una utilidad de US$ 1,017; y de US$ 7,445 para el caso de palma aceitera. Respecto a la caña de azúcar y la palma aceitera, el potencial de desarrollo del cultivo de piñón blanco en tierras deforestadas y de no competir con la seguridad alimentaria, obliga a continuar con el desarrollo del paquete tecnológico, que permita la reducción de sus costos, hasta los niveles que se vuelva rentable. Por otro lado es importante considerar el cultivo de piñón blanco como una alternativa productiva integral; el cultivo permanente permita la siembra de cultivos asociados en los primeros años (como girasol, maíz, maní, frijoles, ajíes y tomate), así compartiendo los costos de instalación entre diferentes cultivos absolviendo las pérdidas de los tres primeros años. La asociatividad con el cultivo de maíz, puede resultar en una solución perdurable a la práctica de la agricultura migratoria, principal responsable de la tala de bosques en la Amazonía peruana. Así mismo se debería incluir en el balance económico, la valorización de subproductos de la producción del piñón, como la miel de abeja (productos de la polinización del piñón) y de productos orgánicos de fertilización (de la torta de extracción de aceite), al igual que las oportunidades que presenta el mercado de carbono de utilizar el cultivo de piñón blanco como insumo sostenible para la producción de biodiesel. El estudio muestra que la aplicación de políticas para el desarrollo adecuado de los cultivos para biocombustibles (en condiciones que no amenacen los bosques y los cultivos alimenticios), en el marco de un esquema ordenado de uso de la tierra, representa una posibilidad para que la Amazonía logre un desarrollo económico sostenible que asegure que los beneficios se distribuyan equitativamente entre los agentes económicos que formen las cadenas productivas.
martes, 25 de octubre de 2011
Impacto socio económico de la producción de biocombustible en la Amazonía peruana
Especial. El estudio de impactos socio económicos de la producción de biocombustibles en la Amazonía peruana, presenta una primera aproximación de los beneficios económicos y los riesgos que representa el desarrollo de esta actividad económica, la misma que viene experimentando un crecimiento importante en los últimos años. Los biocombustibles representan una posibilidad de sustituir los combustibles fósiles derivados del petróleo con combustibles renovables capaces de competir en precio y calidad con combustibles líquidos fósiles. A pesar de la caída de sus precios en el año 2008, presenta en el largo plazo una tendencia creciente en precios; mercado que además se ve alentado por la Ley Nº 28054, que obliga al uso de biocombustibles en mezcla con las gasolinas regulares y diesel. El estudio se ha concentrado en el análisis de tres escenarios representativos y existentes de producción de biocombustibles en la Amazonía peruana: Producción de la caña de azúcar para la elaboración de etanol hidratado en microdestilería; Producción de Palma aceitera para biodiesel en empresa asociativa y empresa privada; Producción de Piñón blanco (Jatropha curcas) recuperando para la agricultura tierras deforestadas, erosionadas, en un modelo asociativo entre empresa privada y pequeños productores. Para estos casos elegidos, se han analizado los impactos socio-económicos bajo una metodología que ha permitido comparar la rentabilidad de estos cultivos energéticos con los cultivos alimenticios tradicionales más importantes que producen los agricultores en estas zonas. Así mismo, se ha llegado a conclusiones sobre la generación de empleo y la calidad del mismo en comparación de los mismos cultivos alimenticios, y proyectándolo respecto a la calidad de empleo mundial que se reportan para actividades de producción de biocombustibles que se desarrollan entre otros países. Los cultivos energéticos se presentan como una posibilidad de generar abundante mano de obra en especial el cultivo de caña de azúcar bajo riego y el piñón blanco, con una calidad de empleo que garantiza que el productor se sustraiga de la pobreza. Los ingresos diarios de los trabajadores de campo superarían US$ 7. Un agricultor en modelo de trabajador independiente, puede manejar 2 hectáreas de caña bajo riego, 2.8 hectáreas de piñón, o 6.1 hectáreas de palma aceitera. Calculado por la cantidad de jornales que requiere todo el ciclo de cada cultivo, existe una gran diferencia en la utilidad que generarían estos cultivos, pues en el caso de la caña de azúcar, el productor podría generar una utilidad anual de US$ 1,774; si se decidiera cultivar piñón tendría una utilidad de US$ 1,017; y de US$ 7,445 para el caso de palma aceitera. Respecto a la caña de azúcar y la palma aceitera, el potencial de desarrollo del cultivo de piñón blanco en tierras deforestadas y de no competir con la seguridad alimentaria, obliga a continuar con el desarrollo del paquete tecnológico, que permita la reducción de sus costos, hasta los niveles que se vuelva rentable. Por otro lado es importante considerar el cultivo de piñón blanco como una alternativa productiva integral; el cultivo permanente permita la siembra de cultivos asociados en los primeros años (como girasol, maíz, maní, frijoles, ajíes y tomate), así compartiendo los costos de instalación entre diferentes cultivos absolviendo las pérdidas de los tres primeros años. La asociatividad con el cultivo de maíz, puede resultar en una solución perdurable a la práctica de la agricultura migratoria, principal responsable de la tala de bosques en la Amazonía peruana. Así mismo se debería incluir en el balance económico, la valorización de subproductos de la producción del piñón, como la miel de abeja (productos de la polinización del piñón) y de productos orgánicos de fertilización (de la torta de extracción de aceite), al igual que las oportunidades que presenta el mercado de carbono de utilizar el cultivo de piñón blanco como insumo sostenible para la producción de biodiesel. El estudio muestra que la aplicación de políticas para el desarrollo adecuado de los cultivos para biocombustibles (en condiciones que no amenacen los bosques y los cultivos alimenticios), en el marco de un esquema ordenado de uso de la tierra, representa una posibilidad para que la Amazonía logre un desarrollo económico sostenible que asegure que los beneficios se distribuyan equitativamente entre los agentes económicos que formen las cadenas productivas.
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