César Villanueva respalda labor de Miguel Ocampo en el PEAM

Moyobamba. Nos recibe en su despacho luego de atender a un funcionario, pero ya dentro de inmediato “nos meten” cámaras y un sujeto impresentable hace guardia como si tratara de resguardar a César Villanueva.
La pregunta sale veloz: respalda usted la gestión del ingeniero Miguel Ángel Ocampo Guerra actual gerente general del Proyecto Especial Alto Mayo, contestándonos que lo respaldaba, pero lo único que le falta es velocidad. “Nunca le he pedido su renuncia y respeto el trabajo que realizan todos los funcionarios”, refiere. “Le recomiendo al gerente del PEAM minuciosidad, porque no se trata de respetar o quitarle la confianza”, agrega.
Le preguntamos por la presencia del vicepresidente en actos en donde nada tiene que hacer ya que la figura del mismo es hasta cierto punto decorativa, como impulsado por un resorte nos indica que no le incomoda Javier Ocampo.  “Su presencia es importante”, sostiene.
Con respecto a la obra puente Motilones sobre el río Mayo sostiene que la empresa contratista debe rectificar su proceder y que tienen serios problemas de liquidez, pero que ahora hay un nuevo acuerdo con ella. “Esto es un llamado de atención para ellos porque hay un serio incumplimiento de término de la obra, pero se han respetado hasta la fecha los procedimientos administrativos que la ley exige; y le digo que hay un puente que hace diez años no se puede concluir”, refiere.
Mientras tanto debajo de la alfombra que pisa el mandatario regional se ha desatado una guerra de apetitos por la gerencia del PEAM y el primero en matricularse ha sido, el ingeniero William Velásquez, secretario general de Nueva Amazonía de quien un comunicador salió en un medio a bendecirle y a resaltarle sus atributos profesionales, descalificando a Marco Díaz, quizás creyendo William Velásquez que en los medios se deciden quienes van a ser los gerentes de la administración actual.
Esta actitud no agradó a César Villanueva porque estarían ninguneando su inteligencia y los periodistas cuando apuestan por alguien generalmente consiguen que haya reacciones contrarias a las calculadas.