El miércoles último, un obús cae el 3 de octubre en el pueblo turco de Akçakale y causó cinco muertos y 14 heridos. El mismo día Turquía, en represalia, bombardeó objetivos dentro de Siria, y mata a varios soldados cerca de la ciudad de Tel Abiad.
El gobierno de Siria ha admitido su culpa en los recientes hechos de sangre, aunque atribuyen el hecho a un accidente.
El viceprimer ministro turco, Besir Atalay, dio a conocer las disculpas que llegaron de parte de Damasco.
"El lado sirio admite lo que hizo y se disculpa. Asegura que un incidente así no se volverá a repetir", informó el alto dirigente a la prensa.
En tanto, en Turquía en una sesión de emergencia del Parlamento se aprobó una moción que autoriza a las fuerzas armadas de ese país a una intervención militar en la frontera con Siria. Hecho que ha sido considerado como una declaración de guerra.
Sin embargo, los lazos de amistad entre ambos países se fueron debilitando desde el inicio de la llamada guerra civil en Siria contra el régimen de Bachar al Asad.
Turquía ha alojado a cientos de disidentes sirios, desde donde han coordinado una postura única contra el gobierno de Damasco.
En junio del 2011, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, calificó la situación en Siria como "una brutalidad" y acusó al régimen sirio de actuar de forma inhumana.
En marzo de este año, Turquía cerró su embajada en Damasco y repatrió a su personal ante el deterioro de la situación y el aumento de la inseguridad.
En mayo, expulsan a personal diplomático sirio, tras la masacre perpetrada en la ciudad de Hula.
Los ataques de un lado a otro, pero fue este último bombardeo en el pueblo turco de Akçakale, lo que elevó la tensión entre Turquía y Siria.
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