Los científicos sostienen que el color bermejo de la lluvia se debe únicamente a la acumulación de polvo y partículas del desierto del Sáhara.
Según recoge RT.com, especialistas han descartado que la “lluvia de sangre” sea peligrosa aunque advierten que las precipitaciones podrían dejar manchas rojizas.
En el siglo XVII muchos creían que las gotas de agua roja caídas del cielo eran realmente sangre y eran un mal presagio. La primera vez que fue descrita en la literatura, fue en la Ilíada de Homero, escrita en el siglo VII a.C.
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