El valle del Huayabamba en la provincia de Mariscal Cáceres es un lugar lleno de atractivos turísticos y reservas naturales que aún faltan ser conocidos, estos estaban ocultos por el narcotráfico y el terrorismo que no permitieron el ingreso de visitantes y turistas, sin embargo con la llegada del sembrío del cacao los lugareños tienen otra opción de vida para sus familias y atrás dejaron un pasado lleno de terror.
“Para nadie es un secreto que casi todos los que vivimos en la cuenca del Huayabamba, nos dedicamos a sembrar coca hace más de 15 años, eso no lo podemos negar y nuestros hijos lo saben. Sin embargo hoy estamos felices y más tranquilos de vivir con un producto lícito que es el cacao y con tres hectáreas nos da lo suficiente para vivir” señaló Ángel Farfán Berrú, morador de la localidad Dos de Mayo.
Cerca de este maravilloso lugar existen más de mil hectáreas de cacao cuyos productores vienen recibiendo el respaldo de varias instituciones públicas y privadas entre ellas Alianza Cacao que los viene apoyando para tecnificar sus cultivos y actualmente cada cacaotero obtiene dos mil kilos por hectáreas, así lo dio a conocer el agricultor de la localidad Dos de Mayo, Felizandro Rojas Guerrero.
Los integrantes de la Asociación de Protección de Bosques Comunales Dos de Mayo – Alto Huayabamba, dirigidos por Winston Ruiz Weninger, tienen la misión de custodiar desde hace 10 años cerca de 114 mil hectáreas de bosques primarios, ellos también son los celosos guardianes de los atractivos turísticos Cajañahui, la cascada Velo de Novia y de la imponente catarata El Breo que hasta el momento son pocos los turistas que lo visitan.
Actualmente la Asociación de Protección de Bosques Comunales Dos de Mayo – Alto Huayabamba forma parte de la reserva biosfera del Gran Pajatén, sin embargo los que más visitan estos atractivos son turistas extranjeros.
Estos lugares pueden ser aprovechados en visitarlos durante el festival de la Naranja y del Cacao que se desarrollará en Juanjui del 29 de junio al 01 de julio, donde participarán los productores del valle del Huayabamba quienes dejaron la coca para apostar por un sembrío que hoy les da ingresos económicos y sobre todo tranquilidad para sus familias. (Hugo Anteparra)
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