Tres personas murieron el lunes y cinco resultaron heridas -entre ellas 3 policías- en Río de Janeiro durante tiroteos entre narcotraficantes y agentes en dos favelas contiguas a los turísticos barrios de Copacabana e Ipanema.
Dos "criminales" que habían sido heridos por la mañana murieron en el hospital y otro "cayó de un peñasco y murió", precisó la Policía Militar (PM, dependiente de las autoridades de cada estado) en un parte enviado a la AFP sobre los incidentes en las favelas de Pavao-Pavaozinho y Cantagalo.
El hombre que se despeñó llevaba una mochila en la cual se hallaron "aproximadamente 8 kilos de cocaína", señala el texto.
Por la tarde, se produjo un nuevo enfrentamiento en el que resultaron heridos tres agentes, dos de los cuales ya fueron dados de alta. Un total de ocho personas fueron detenidas, informó la policía.
En la operación, "seis sospechosos armados con fusiles fueron acorralados en una zona de matorrales en lo alto de la comunidad. Tras negociaciones (...), se rindieron", prosigue laPM, precisando que "dos de los marginales estaban heridos y fueron encaminados al hospital".
Un batallón policial detuvo posteriormente a otros dos individuos.
En total, se decomisaron seis fusiles y dos pistolas.
Los enfrentamientos se iniciaron cuando varias bases policiales fueron atacadas en Pavao-Pavaozinho, según indicó la Unidad de la Policía Pacificadora (UPP, comisarías de policía vecinal).
- Pánico en Copacabana -
Una periodista de la AFP indicó que, hacia las 15H00 locales (18H00 GMT), los tiros seguían escuchándose en las calles aledañas y que un helicóptero militar sobrevolaba la favela.
Los refuerzos policiales, pertrechados con armas automáticas, bajaban rápidamente de sus vehículos y se dirigían corriendo hacia la entrada de esa aglomeración de viviendas precarias, una de las tantas que se extienden sobre las cuestas de los morros de Rio.
Los transeúntes y los carros aceleraban la marcha y algunos vecinos aseguraban haber escuchado detonaciones de granadas.
En algunos perímetros los comerciantes bajaron sus persianas y uno de los accesos a la estación de metro General Osorio, en Ipanema, fue cerrado. El tráfico fue desviado hacia la avenida Atlántica, que corre junto al océano.
En una entrada de la favela, unos 200 vecinos esperaban al caer la tarde con miedo y ansiedad que les dejase subir a sus casas, mientras observaban una espesa columna de humo gris que invadía la calle.
"No podemos subir a casa porque hay mucho tiro, no sé a qué hora lo lograré”, decía visiblemente nerviosa María, de 25 años, que vive en el morro con su madre y que prefirió no dar su nombre completo por razones de seguridad.
"Esta es una de las comunidades (favelas) más tranquilas, pero el morro tiene siempre esto, siempre pueden pasar cosas así", lamentó.
A un grupo de cinco jóvenes turistas de Uruguay les sorprendió el tiroteo mientras paseaban por esa área Copacabana contigua a la favela.
"Escuchamos dos descargas y nos metimos dentro de un portal. Nunca vimos algo igual", manifestó Alejandro Rivero, maestro de 27 años, que había pasado unos días en las playas de Buzioscon sus amigos y se aprestaba a retornar el martes a su país.
Los medios también dieron parte de un tiroteo por la mañana en Cidade de Deus, una favela de la zona oeste de Rio.
Los agentes reforzaron igualmente las patrullas en la región del complejo de favelas de Sao Carlos (zona norte), tras la muerte la víspera de cuatro personas en una acción del batallón de Operaciones Especiales (Bope).
La ciudad, de 6,5 millones de habitantes, con fuertes disparidades sociales, se ve confrontada a altos índices de criminalidad, atizada por guerras entre bandas de narcotraficantes que disponen de importantes arsenales de armas.
Las autoridades desplegaron 85.000 policías y militares durante los recientes Juegos Olímpicos, el doble de los movilizados en los de Londres 2012.
Según un informe de la Asamblea Legislativa local, 89 policías murieron y 270 fueron baleados desde inicio de año en el estado de Río, del cual Río de Janeiro es la capital.
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